Umbral para un libro que se soñó distinto
Hubiera querido yo que este libro fuera todo ficción, todo la sola fiesta de los sueños que uno escribe para que le sucedan. No hay como el mundo cerrado y abismal de las historias que imaginamos ciertas para luego regalarlas a quien las quiera soñar con nosotros. Pero los libros van siendo el testimonio de lo que somos y, en los últimos tiempos me han pasado los sueños por encima, me han tomado la vida como milagros inasibles, me han hecho el cada día de un modo tan intenso que nada de lo que imaginé me pesó tanto como la mentira inaudita de lo real.
Por eso hay en este libro el deseo de contar lo que me sucede como quien cuenta sus bendiciones: en trozos, en desorden, sin más ley que la memoria y su delirio…
Ángeles Mastretta, El cielo de los leones, 2003
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