abril2018

DNI

Solo los ojos de otro
pueden mirarme a los ojos
como yo miro de frente en la foto.

Solo los labios de otro
pueden ponerme un nombre propio
que se vuelve compartido
y prestarme unos apellidos
que tendré que devolver.

Solo el calendario de otros
puede parirme una fecha
y solo el nombre de otros
puede definirme un domicilio.

Solo el número de los otros
puede decidir mis dígitos.

Sólo los dedos de los otros
necesitan la huella de los míos.

Y con todo esto que me es ajeno,
no sé si regalo, cárcel o castigo,
los otros fabrican un rectángulo
que nunca he sido yo.

Cada vez que aparece en la cartera
o en el bolsillo de un pantalón
me pregunto lo mismo:
¿Habrá algo de mí afuera,
en este mundo,
algo que sea solo mío,
que no le deba a nadie,
que nadie haya tenido el gusto
o la obligación de asignarme?

Regalo

Yo no quiero abrazar peluches
a lágrima viva,
ni llorar en los cajones del olvido
la casualidad de los encendedores.

No quiero encerrar entre las páginas de un libro
ni fotos, ni tarjetas, ni mechones,
ni otra cosa que no sean palabras
dichas al oído.

No quiero regalos de recuerdo
ni envoltorios brillantes conteniendo
una hermosa y triste despedida.

Prefiero quedarme vacío y sin nada
como vago y estéril recuerdo,
como justo castigo a la cobardía
de perder esta nada que lo es todo
y que me tiene tan atento
al tiempo y a la vida.

Partidario

Soy decididamente partidario
de los amores que se encienden
poco a poco y se apagan despacio.

Los que dejan costumbres ajenas
que nadie distingue de las propias

Soy profusamente aficionado
a los amores que se esconden
entre lo pliegues de s´bnas limpias

Soy decididamente partidario
de los amores que se encienden
poco a poco y se apagan despacio.

Los que dejan costumbres ajenas
que nadie distingue de las propias

Soy profusamente aficionado
a los amores que se esconden
entre lo pliegues de s´bnas limpias

Clip

Tan brillante y sinuoso,
de una rigidez calculada en base
a las propiedades del material
con el que está compuesto,
antítesis de las rejas del mundo,
es un alambre que une.

No se sabe lo que mantuvo unido:
cartas de amor, facturas,
fotos o apuntes que nunca tomamos
aquellas tardes de abril cuando el tiempo
paseaba descalzo sobre la hierba.

El mecanismo del clip es sencillo,
tácito, sosegado,
por más que haya gente que lo pervierta
fabricando corazones metálicos
que no laten
o una larga cadena de colores
que esclaviza.

O para intentar abrir cerraduras
sin la llave correcta.

Porque se trata de unir suavemente
los cuerpos que se acercan,
yo nunca quise intentar nada de eso.

Aunque si alguien cree que alguna vez lo hice
déjame recordarle
que hay veces que queriendo
suceden algunas cosas sin querer.

Temblor

Porque todo
lo que ha llegado al final
todavía está sucediendo
friego los platos y tiemblo
cojo el teléfono y tiemblo
hago maletas y tiemblo
riego las plantas y tiemblo
me meto en la cama y tiemblo
apago la luz y tiemblo.

Porque todo
lo que ayer sucedió
es tinta que me escribe por dentro
llaman a la puerta y tiemblo
voy por las calles y tiemblo
cambia el semáforo y tiemblo
suenan canciones y tiemblo
llamo ascensores y tiemblo
me miran las fotos y tiemblo.

Porque nunca nada
se nos va del todo
porque hoy no es camino
sino estela de otro tiempo
sigo temblando mientras escribo
sigo escribiendo mientras tiemblo
sigo ayer entre tanto mañana
y te sigo buscando cuando no te encuentro.

Hamaca

Contar los nudos
para no desfallecer,
colgarse de ellos, mecerse,
estirarse sobre la noche
y amanecer al raso.

Contar los nudos
para entretener el miedo,
ahuyentar el silencio, cansarse
de volver a empezar
y apaciguar el sueño.

Contar los nudos
con la vista nublada,
equivocarse, entrar al aire
flotando sobre el futuro
y encenderse de espera.

El mundo se mueve
con la cadencia de la hamaca,
contar los nudos, extrañar
otro cuerpo anudado
que nos ancle a la tierra.

Contar los nudos
que se te clavan en la espalda,
abandonarse, huir hacia los lados,
mientras los ojos se entornan
hacia el vaivén que eres.

Contar los nudos
para no desfallecer,
perderse, oscilar con ellos,
esperar una palabra que duda,
liberar un sueño que va y viene,
desear un balanceo,
vacilar despierto siempre
con un corazón que nunca descansa.