Lo que decimos nos compromete, nos acerca a la vida, nos proyecta hacia el futuro: digo viaje y, aunque tal vez mis pies no se mueven, sé que hay un sueño o un recuerdo que cambian de sitio inopinadamente.
Lo que no decimos, en cambio, nos hunde en el fondo del abismo. Se adhiere a nuestros pasos que se vuelven más cansinos, más pesados. A la máquina de las emociones se le rompe algún tornillo y notamos como chirrían vocablos en el espacio vacío que limita el sofá de una casa silenciosa.
Somos lo que decimos y lo que hacemos, a la vista está que son nuestro modo de estar en el mundo, en todos los mundos: el modo de estar, también, en aquellos en los que nunca estamos, aquellos que viven en nosotros y de los que solo podemos saber gracias a las pantallas que refulgen en modo ausencia.
Pero, con ser importante lo que decimos y lo que hacemos, no son nada comparados con la inmensa densidad que nos provoca lo que no hacemos, lo que no decimos: tengo ganas de verte, necesito besarte, ¿por qué no me abrazas?
Todo está por hacer. Todo, absolutamente todo, está aún por decir. Cuando comprendes el entramado de las raíces del árbol, cuando te das cuenta de la metástasis imparable del silencio y cómo avanza, sílaba a sílaba, a través de ese oído que las decepciones nos entrenan hábilmente, entiendes el sencillo material que se necesita para el olvido.
Hablar sin decir nada, cada día, animosamente, con el único objeto de que impedir que un juez te acuse de haber roto el hilo. Hablar del tiempo, del equipo de turno, de la anécdota de los otros, de la pena de alguien cercano, de la salud y su hojalata… Hablar de los vecinos.
Callar estruendosamente los detalles más conspicuos del sexo solitario, callar las veinticuatro peticiones de auxilio de cada día, callar los poemas que has sido incapaz de poner por escrito, callar el ansia, callar el exorcismo.
Hablar de nada y callar de todo, partir la conversación en silencios elocuentes y palabras insignificantes, ese es el camino. El camino de los emojis y las citas de Coello, el de los poemas de otros y las frases de grafiti.
Estamos en el buen camino:
cuídate, corazón
nos vemos pronto
otra vez será
estamos muy perdidos...
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