Hace algunos años de aquello. La operación fue sencilla, si bien la parafernalia de los quirófanos siempre te intranquiliza un poco.

No se doblaba, hacía un chasquido insoportable al hacerlo y, por miedo, me condicionaba a la hora de coger las cosas.

Ahora está completamente bien. Al menos, así, visto desde la práctica cotidiana. Quizá debería decir que ha dejado de preocuparme y que ya hago con él todas las cosas que antes hacía.

Pero no, no es cierto. Funciona sin problemas, pero no como antes. Aún queda una zona sin sensibilidad justo al lado de otro trocito hipersensibilizado. Cuando pelo una mandarina, funciona, sí, la sujeto con la derecha y el dedo se encarga de ir quitando pedazos de cáscara.

Sin embargo, las sensaciones son diferentes. Intento no hacerles caso, porque, al fin y al cabo, la fruta se pela sin más dificultad. Pero algo de lo que se rompió no termina de volver a su ser anterior. Creo que lo más probable es que ya no vuelva y que la única salida sea adquirir poco a poco nuevas costumbres cuyo cambio acabará pasando inadvertido hasta convertirse en lo normal.

Ahora después, parece que ya no preocupa nada. Estoy completamente bien. O quizá debería decir que ha dejado de preocuparme y que vuelvo a hacer las mismas cosas que hacía antes. Porque funciono sin problemas, es verdad, pero no como antes. Se me ha quedado una zona sin sensibilidad justo al lado de otra hipersensible.

Sin embargo, las sensaciones son diferentes. Pero me temo que algo de lo que se rompió no terminará de volver a ser como antes.

Supongo que pasa siempre, puede que sin ser conscientes, que se adoptan poco a poco nuevas costumbres que, al cabo del tiempo sustituyen a las anteriores y se convierten en las normales. Ya con la pandemia tuvimos entrenamiento suficiente para saber que estar completamente bien no es lo mismo que estar igual que antes.

Se me ha quedado al aire esta sensación de ridículo, este verme de un modo patético. Se han hecho evidentes la falsa realidad de lo imaginario y este convencimiento doloroso de que, justo cuando más lo necesitamos, no nos servimos para nada.

Pero estoy bien, completamente bien, empezando en esta otra manera de estar completamente bien.