Eso que echamos en falta
en tardes de melancolía
o algunas noches de luna,
no son los que ya no están:
ellos jamás habitaron
las brumas de la memoria.
No es aquel tiempo pasado,
tampoco, lo que transcurre
por dentro de quienes somos
cuando un objeto escondido
en un cajón asombrado
sale como de improviso
expresando en el silencio,
y sólo para nosotros,
una ausencia que parece
hierro clavado en el pecho.
Ni es el residuo de aquello
que un día quisimos llamar
amor, felicidad, vida,
ni aquel calor ni esa energía
de aquella mirada cómplice
en la que, tal vez con gusto,
nos perderíamos de nuevo.
Pero no, así no funciona:
siempre que echamos de menos
algo, es a nosotros mismos,
porque extrañamos entonces
aquel modo de sentirse
en buenas manos, aquella
posibilidad de ser
especial, la mejorada
imagen que nos devolvía
aquel espejo con forma
de sueño al fin alcanzado.
Por eso es que me propongo
disfrutar ahora tu ojos,
en cada instante de sol
o de luces apagadas,
grabarme cada palabra
que dices en esta áspera
y dulce conversación
en que conviertes la vida.
Porque este yo feliz, tierno,
seguro pero indeciso,
que me encanta ser contigo,
sé que no volveré a serlo
otra vez, nunca, con nadie.
Sé que me echaré de menos.
En la noche terrible, sustancia natural…
En la noche terrible, sustancia natural de todas las noches,
En la noche de insomnio, sustancia natural de todas mis noches,
Recuerdo, velando en incómoda modorra,
Recuerdo lo que hice, lo que podía haber hecho en la vida.Recuerdo, y una angustia
Se esparce en mí como un frío del cuerpo o un miedo.Lo irreparable de mi pasado -ése es el cadáver-
Todos los otros cadáveres puede ser que sean ilusión.Todos los muertos puede ser que estén vivos en otra parte.
Todos mis propios momentos pasados puede ser que existan en algún lugar,
En la ilusión del espacio y el tiempo,
En la falsedad del transcurrir.Pero lo que no fui, lo que no hice, lo que ni siquiera soñé;
Lo que sólo ahora veo que debería haber hecho,
Lo que sólo ahora claramente veo que debería haber sido-
Eso es lo que está muerto más allá de todos los dioses,
Eso -y al final fue lo mejor de mí- es lo que ni los dioses, hacen vivir…Si en cierta ocasión
Hubiera volteado a la izquierda en lugar de a la derecha;
Si en cierto momento
Hubiera dicho sí en vez de no, o no en vez de sí;
Si en cierta conversación
Hubiera tenido las frases que sólo ahora, en el entresueño, elaboro –
Si todo eso hubiera sido así,
Sería otro hoy, y tal vez el universo entero
Sería insensiblemente llevado a ser otro también.Pero no cambié hacia el lado irreparablemente perdido,
No cambié ni pensé en cambiar, y sólo ahora lo percibo;
Pero no dije no o no dije sí, y sólo ahora veo lo que no dije;Pero las frases que faltó decir en ese momento todas me surgen,
Claras, inevitables, naturales,
La conversación cerrada concluyentemente,
El asunto resuelto…
Pero sólo ahora lo que nunca fue, ni será, me duele.Lo que fallé de veras no tiene ninguna esperanza
En ningún sistema metafísico.Quizá pueda llevar a otro mundo lo que soñé,
¿Pero podré llevar a otro mundo lo que me olvidé de soñar?
Eso sí, los sueños por haber, son el cadáver.Lo entierro en mi corazón para siempre, para todo el tiempo, para todos los universos,
En esta noche que no duermo, y el sosiego me cerca
como una verdad que no comparto,
Y allá afuera el claro de luna, como la esperanza que no
Tengo, es invisible para mí.(Fernando Pessoa, traducción de Mario Bojórquez)
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