noviembre2017

Humo

Remover encuentros en el sigilo,
dejar vagar intrusos por la costumbre,
trenzar precipicios en la memoria
a los que nunca asomarse,
cambiar la brújula de norte, empaquetar
los vientos de la rosa,
diluir el brillo en la rutina
y despojar de límites la mansedumbre.

Esta avidez pegajosa del olvido
a la que uno pide auxilio en la tormenta,
este código inhóspito de destrucción de los recuerdos,
esta energía derrochada en adquirir salvoconductos
y pagarlos con metralla,
este escorpión rodeado por el fuego
que es la memoria cuando estalla
y esta cólera de los adioses,
sólo son sahumerios baldíos:
humo sin magia, sólo humo.

Porque tú y yo,
humo más uno,
jamás podremos
volver a ser dos
completos desconocidos.

Incomunicación

Está mi anverso recóndito
entre cuchillas de pájaro
y gotas de silencio.

Si supiera estirar mis vísceras
hasta el borde del campanario
y exprimir la ansiedad de suelo
que me corre por las pesadillas,
podría habitar hormigas,
volar candados, atornillar flores
de pétalos impares
a la pata de una silla.

Si supiera darte un pista,
dibujarle señales de humo
a este cielo blanco raso
en el que te deslizas sin mostrarte,
tal vez tendríamos la oportunidad única
de habitar juntos un poema.

Y si acaso no entiendes mi anverso
cuando apenas consigo expresar lo que siento
mientras ardo en cada palabra escrita,

léeme en voz alta, ódiame despacio,
abrázame fuerte.