Supongo que todos tenemos
un lugar en el mundo
pero cuando por fin parece que aparece
me pilla siempre en otro lado,
en otra gente, más allá.
Quizá esté en Maine o en Luxemburgo
o en cualquier otro sitio lejos de mi casa.
Quizá es que mi casa
nunca ha sido mi casa,
por mucho que me empeñe
en cambiar los muebles de sitio
y los cuadros de pared.
Quizás mi lugar en el mundo sea
no estar en el mundo de nadie,
sino sólo en mi mundo,
que es un mundo errante que se mueve conmigo
quién sabe hacia dónde.
Aunque también podría ocurrir
que no tengamos un único lugar, sino muchos,
uno distinto para cada alguien
que nos acompaña en un tramo del viaje,
y que nuestro verdadero hogar
sea una larga mudanza
y un idioma en el que hacerla.
Quiero creer que hay
un sitio de mi talla en el mundo,
creo saber que se mueve al ritmo
de mis palabras y de mis pasos,
quiero pensar que en ese lugar,
por provisional y minúsculo que sea,
siempre cabrás tú definitivamente.
Aunque hay noches en que temo
que ese lugar sea tan pequeño
como este sofá desde el que escribo
y que esté tan a la intemperie
como este sofá desde el que sólo
podemos hablarnos al oído.
Ningún lugar está aquí o está ahí…
Ningún lugar está aquí o está ahí
Todo lugar es proyectado desde adentro
Todo lugar es superpuesto en el espacioAhora estoy echando un lugar para afuera
estoy tratando de ponerlo encima de ahí
encima del espacio donde no estás
a ver si de tanto hacer fuerza si de tanto hacer fuerza
te apareces ahí sonriente otra vezAparécete ahí aparécete sin miedo
y desde afuera avanza hacia aquí
y haz harta fuerza harta fuerza
a ver si yo me aparezco otra vez si aparezco otra vez
si reaparecemos los dos tomados de la mano
en el espacio
donde coinciden
todos nuestros lugares(Oscar Hahn)