Visiones I

Inútil perseguirte. Por las frondas
te buscas y te encuentras incesante,
exenta como torre de campanas.

Yo sólo soy testigo del hallazgo,
territorio asombrado en que se funden
las huellas y los pasos de un instante.
* * *
En el prado tendida contemplabas
esa red vegetal con que los árboles
intentan apresar las fugitivas
aves que son nubes.
* * *
No puede ser veloz la trayectoria
de tu agudo quejido acribillado
¡oh animal malherido
entre las ramas!
* * *
Luciérnagas del agua, las estrellas,
clavadas en el río simulaban
ojos de luz inmóviles negándose
a la ley inmutable del transcurso.
* * *
Cuando el espejo me tendió la imagen
mirarse fue reconocer un rostro
* * *
Cruzar la soledad de una tiniebla
sintiendo aletear entre las manos
el corazón en vuelo de la noche
* * *
Raíz. Mineral. Astros.
Negaciones del tiempo
que nos finge el espacio.
* * *
Como duros luceros condenados
a la contemplación de la negrura
dejábamos flotando nuestros rostros
sobre el agua recóndita del pozo.
* * *
Gravitando en los párpados tu cuerpo
me cerrará los ojos para el sueño.
Con la luz se abrirá mi cuerpo a ti.
* * *
Un velo arrasa solitario el cielo
arriesgada propuesta de la altura;
el mar lo copia inverso en lo profundo
convirtiéndole en par su tentativa.
* * *
Nosotros sólo somos el lugar de la cita.
El encuentro es un águila bifronte
que ha cegado el destino.
* * *
El secreto es la voz
de lo ya dicho.
El misterio, la clave
del enigma.

Amparo Amorós (1950, Valencia, España), Las diosas blancas. Antología de la joven poesía española escrita por mujeres, Ed. Hiperión, 1985