Aprendiendo a leer el pasado y el futuro en las líneas de un poema

Luisa Castro

Fui mujer en un tiempo

Fui mujer en un tiempo,
y amor me hizo hombre por dentro.
Pidió de mí lo que mujeres no dan,
me dio cuanto las mujeres dieron.

Por ser de amor mi señor
me hice hombre
y fui herido
de amor mi señor,
malservido,
para ser de amor
fui hombre.

Hombre no guarda rencor,
hombre no busca su premio,
hombre no da compasión.

Fun muller un tempo,
E amor fíxome home por dentro.
Pideu de min o que mulleres non dan
Deume todo o que mulleres deron.

Para ser de amor meu señor
Fíxenme home
E fun ferido
De amor meu señor,
Malservido,
Para ser de amor
Fun un home.

Home non garda rencor,
Home non busca o seu premio,
Home non ten compasión.

Luisa Castro (1966, Lugo, España); extraído de 20 años de Poesía. Nuevos textos sagrados (1989-2009), Ed. Tusquets, 2009

Una historia es

Una historia es
algo que comienza por las palabras,
pero no es así exactamente,
las palabras lo saben,
saben que antes de ellas
había allí algo,
algo que requería de su presencia urgente,
algo que estaba
esperándolas para existir.

Algo
que ni siquiera sabía si quería existir.
No tenía voluntad ese algo.

Tú que lo sabes,
qué es ese algo.

¿Es malo o es bueno ese algo?,
¿A dónde nos llevará ese algo?

Retenlas en tu mente,
las palabras vienen a salvarte de ese vacío,
ellas tienen el don de la clarividencia,
son bellas,
no tienes que temerlas,
no te apresures,
no las busques,
ellas vienen en tu auxilio.

Luisa Castro (1966, Lugo, España); Actores vestidos de calle, Ed. Visor, 2018

Dejé de transmitir sus señales e interpreté las mías

Dejé de transmitir sus señales e interpreté las mías

Cuando las gaviotas se lo coman todo
y en los esqueletos de los barcos proliferen
los insectos,
seguirás preguntándote qué hice contigo
después de recordarte.

Porque después del recuerdo vienen otras cosas
que no conociste,
que tampoco conocí porque desaparecían
al ritmo ligero de lo no deseado.
Pequeñas rozaduras que envejecían el instinto
de retenerte
y que no hacían daño, como ahora las gaviotas.

Todavía no, pero las veo gordas
sobre sus patas tiesas de aferrarse a los ahogados
y comerles los ojos
sin movimiento.

Porque no opone resistencia la carroña
engordarán tranquilas.

Pero todavía no,
aunque las vea.

Luisa Castro (1966, Lugo, España), Los hábitos del astillero, Ed. Visor, 1989 (IV Premio Internacional de Poesía Rey Juan Carlos)

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