Aprendiendo a leer el pasado y el futuro en las líneas de un poema

mar

Y qué decir de la poesía

Y qué decir de la poesía…

Y qué decir de la poesía
de la que eras grumete,
timonel y capitán a la vez,
siempre avanzando cara al sol
o contra el viento,
siempre izadas en medio de la lluvia
o trepando por la primavera de los mástiles
las velas de nieve de su corazón,
las rojas azaleas de su bandera.
Entonces el tiempo pasaba rápido como una bandada de delfines
limpiando la cubierta de inútiles aparejos,
sorteando los escollos de falso coral,
evitando el transitado cabotaje;
de los piratas amabas la magia
de convertir en propio el oro ajeno,
de los marinos oficiales odiabas el engaño
de trocarlo en galonada baratija de nadie.
Y al atardecer,
subida al palo mayor catalejo en mano,
sentías que todo aquello que no era tierra a la vista
era tuyo.

Almudena Guzmán (1964, Madrid, España); El jardín y la noche. Poesía reunida (1981-2011), Ed. Visor, 2012

Lengua

Lengua

Una pausa de calma frente al mar
donde los pinos claman por la lluvia
antes de ser ceniza o lumbre alzada.
Es un tiempo de sol, aromas a resina,
intensidad de luz que la ola trae.
Nos dejamos llevar por los vaivenes
de esta lengua que lame —tan cauterizadora—
las secretas heridas de todos los naufragios.

Efi Cubero (1949, Badajoz, España); Condición del extraño, Ed. La Isla de Siltolá, 2013

Testigo de excepción

Testigo de excepción

A Maribel y Ana

Un mar, un mar es lo que necesito.
Un mar y no otra cosa, no otra cosa.
Lo demás es pequeño, insuficiente, pobre.
Un mar, un mar es lo que necesito.
No una montaña, un río, un cielo.
No. Nada, nada,
únicamente un mar.
Tampoco quiero flores, manos,
ni un corazón que me consuele.
No quiero un corazón
a cambio de otro corazón.
No quiero que me hablen de amor
a cambio del amor.
Yo sólo quiero un mar:
yo sólo necesito un mar.
Un agua de distancia,
un agua que no escape,
un agua misericordiosa
en que lavar mi corazón
y dejarlo a su orilla
para que sea empujado por sus olas,
lamido por su lengua de sal
que cicatriza heridas.
Un mar, un mar del que ser cómplice.
Un mar al que contarle todo.
Un mar, creedme, necesito un mar,
un mar donde llorar a mares
y que nadie lo note.

Francisca Aguirre (1930- 2019, Alicante, España); Mujeres de carne y verso: Antología poética femenina en lengua española del siglo XX Ed. La esfera de los libros, 2002

Amor amor

Amor amor


El Mar
juega con la Botella
la desnuda
la enreda entre sus patas azules
le da vueltas
Trepa
las porosas rodillas de la playa
la mece
la ensucia
enrosca
-desenrosca-
salta al cuello
la bebe
El mar
brinda con la botella
le perturba
le entierra
desentierra
¡La Botella y el Mar!
Yo te recuerdo.


Ana María Iza, (Quito, 29 de Enero de 1941- 10 de diciembre de 2016)

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