Aprendiendo a leer el pasado y el futuro en las líneas de un poema

huida

Nunca he llegado demasiado lejos cuando he huido

Nunca he llegado demasiado lejos cuando he huido
acaso unas calles varios árboles más allá
pocos pasos nada casi nada
Más que un temor difuso a la oscuridad del monte
me regresa
el pavor tangible que le tengo al amo
Eso lo sabe mi dueño
—vuelve a estar cerca
huele mi miedo—
que a lo largo de los años
en su acecho se disfraza
con diferentes rostros sexos cargos capas
nombres

Carmen Camacho (1976, Jaén, España), Campo de fuerza; Editorial Delirio, 2012

Canción de despedida

Canción de despedida

A Ricardo Zamorano

Píntame un cuadro.
Busca en el ritmo de tus colores,
en lo más sabio, en lo más hondo,
el tiempo mío que ya no es mío.
Se llama olvido.
Detén la noche,
su perfil mudo, sus crueles pájaros.
Detén sus alas. Detén el miedo,
el que me busca, el que me cerca.
Se llama augurio.
Detén la rosa
que aún finge aromas entre mis manos.
Detén su argucia. Déjame sólo
el clavo oscuro de la palabra.
Se llama fuego.
Píntame un cuadro.
Un mar al fondo. Temblor de espumas.
La rota efigie de aquellos sueños
(los que tenía cuando soñaba.)
Se llaman llanto.
Pinta un camino.
Detén el frío de los relojes.
Detén su paso. Tengo que irme
y no sé por dónde. Pinta un camino.
Se llama huida.
Pinta señales.
Que no se pierdan mis descalzos.
Mis pies que sangran. Es noche casi.
Pinta un camino que me conduzca
a mi destino.
Se llama nada.

Angelina Gatell (1926-2017, Barcelona, España); La oscura voz del cisne, Bartleby editores, 2015

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