Alguien que no soy yo

Alguien que no soy yo lleva la cuenta
de las horas felices, de las tardes
en que tuvo al amor como aliado,
de las noches libradas cuerpo a cuerpo.
Alguien que no soy yo sale de casa
y rompe sus cadenas, como aquellos
que, tras cumplir con su dolor, un día
cualquiera se fugaron de la muerte.
Ese alguien eleva
su corazón al cielo;
abarca el horizonte
y elige su destino,
aunque al final se interne
dentro de mí y escriba.

María Sanz (1956, Sevilla, España), Paseo de los magnolios, Edita Instituto Leonés de Cultura, 1995.