Las huellas de los osos

Si la belleza es verdad y la verdad belleza
para mirar de frente los espejos sin fondo,
la ausencia que perdura después de su intemperie,
los signos que descifran plenitud a su paso.

Es nuestro este momento tendido entre los siglos
y el tiempo en su trineo nos lleva mundo abajo.
En la ladera nevada el blanco nos escribe
cotillo desdibujado en nuestros ojos,
después los valles que fermentan los nombres,
la forma fértil de duda o de quimera
y el instante para ser feliz sin simulacro.

No queda vértigo en los rojos escaramujos de diciembre.
Solo en nuestras pupilas perduran los lugares,
los gestos que nos miran detrás de los deshielos.

Yo quiero ser alguna vez de la memoria
en el blanco corazón del paraíso,
las huellas de los osos que sin estar estaban,
pasos a campo abierto, sin nostalgia ni excusa.

Amalia Iglesias (1962, Palencia, España), La sed del río, Ed. Reino de Cordelia, 2016