Aprendiendo a leer el pasado y el futuro en las líneas de un poema

mayo2024 (Página 1 de 6)

En un árbol escrito

En un árbol escrito

Nunca nada de ellos te había conmovido,
ni siquiera sus nombres.
Recogías del suelo
a veces una hoja desprendida a tu paso,
la mirabas ausente
con tosca indiferencia,
segura de su verdor, que iba a responder
con el silencio suyo a tus preguntas, ¿cuándo?

Debajo de sus copas pasó el amor contigo
y aspiraste el perfume
de su hospitalidad ensombrecida,
mas no leíste nunca
su caduca escritura,
los trazos del reflejo inestable del sol
en la sombra que era de tus sueños cobijo.

Ahora no responde, ahora te interroga:
¿desde dónde ha caído esta hoja amarilla
sobre el papel en el que escribes?

Y mientras se deshace
en tus manos su escuálido esqueleto,
le contestas que has visto esta mañana
al mirar a tu hijo
-que de repente es alto, tan alto como ellos-
la esbeltez de sus troncos,
que en su vello incipiente hay restos de resina
e intuyes en sus labios un sabor de raíces.

¿Lo recuerdas ahora? Ése era el mensaje
perenne, de aquella escritura:
en ti había un árbol,
de su copa ha caído esta hoja amarilla.
El árbol que ha brotado de la alfombra invisible
de las horas de espera,
aquél en el que añoras llegar a cobijarte,
bajo la sombra tuya,
junto al tronco soñado
en cuyo cerne estaba escrito este poema.

Esperanza Ortega (1953, Palencia, España), Lo que va a ser de ti, Ed. Plaza & Janés, 1995

Eres la última

Eres la última
la que aún desconozco:
intransigente y bronca.
La que mortal y recia,
arde en la soledad
de mi garganta.
 La que, recostada
en mi pecho, ausculta
el ritmo lento de un corazón
de barro con forma de tambor.
La que, callada y displicente,
recorre el laberinto de mis días
buscando el hilo mágico del sueño.
La que, desnuda,
se tiende en el rocío de mis ojos
haciendo del azul aguamarina.
 Eres principio y fin de mi demora,
presencia de una ausencia
cargada con el peso
de la historia.
Eres tú
poesía:
náufraga como yo,
alumbrada en la frontera
del olvido.

Ángela Serna (1957, Salamanca, España); De eternidad en eternidad, Ediciones La Palma, 2006

Os líquidos íntimos

Os líquidos íntimos

coa miña pel podes facer enxertos nas mazairas.

algunhas conservan estirados os nomes que gravei a navalladas
tódalas tardes ó volver da escola.

acostumada a tirar por un poema como por un becerro cando se lle ven as patas,
cando xa non se está en idade de medrar
toda maduración require un desgarro de tendóns
entón é cando corren polo meu peito rabaños de cabras
que non se dirixen a ningunha parte,
sóbenme ás paredes desde as que te vexo,
arrancan coa lingua o pasto mentres te vas.

o tacto dos teus violíns faime chorar terriblemente.

e case non podo soportar que as túas mans me acariñen
como a la dos xerseis que me facía a miña mai cando era nena.

pero coa miña pel
coa miña pel podes facer enxertos nas mazairas

Fluidos íntimos (traducción no revisada)

con mi piel puedes hacer injertos en los manzanos.

algunos guardan los nombres que grabé con navajas estiradas
todas las tardes después de regresar de la escuela.

acostumbrado a tirar de un poema como un ternero cuando se le ven las patas,
cuando ya no tienes edad para crecer
toda maduración requiere un desgarro de los tendones
Ahí es cuando rebaños de cabras corren por mi pecho
que no van a ninguna parte,
Subo por las paredes desde donde te veo,
arrancan la hierba con la lengua a medida que avanzas.

el toque de tus violines me hace llorar terriblemente.

y apenas puedo soportar tus manos para acariciarme
como la lana de los suéteres que me hacía mi madre cuando era niña.

pero con mi piel
Con mi piel puedes hacer injertos en los manzanos.

Olga Novo (1975, Lugo, España); Nós nus, Ed. Xerais, 1997

Qué difícil resulta separa una a una las capas de la cebolla

Qué difícil resulta separar, una a una, las capas de la cebolla…

Qué difícil resulta separar, una a una, las capas de la cebolla.
Se adhieren entre sí con una fina telilla
que las unifica y conjunta de manera tenaz.
Cuando intentamos separarlas,
las lágrimas acuden a los ojos.

Así el odio se pega de manera indeleble a ciertos corazones
y resulta imposible retirar esa membrana pegajosa
del órgano que la genera
y hace de ella un vínculo con los enamorados de la muerte.

No lamenta su suerte la cebolla,
ni la conmueven nuestras torpes lágrimas.
Un corazón ahogado por el odio,
envuelto en su coraza transparente,
no es más que una cebolla en el mercado,
un vegetal dispuesto a provocar lágrimas.
Da lo mismo la mano que lo roce:
él no hace distinciones, no le incumben,
tiene un destino cierto que cumplir:
aniquilar la vida para que brote el llanto.

No lamenta su suerte la cebolla ni lamenta el odio.
Cumplamos, pues, también nuestro destino
y lloremos con impotencia la desgracia
de ver cómo florecen las cebollas
entre los tristes muros de la patria.

Francisca Aguirre (1930, Alicante- 2019, Madrid, España); La herida absurda, Bartleby, 2006. Extraído de Antología Raíces. Francisca Aguirre, Luisa Castro, Amalia Bautista, Luz Pichel, Ed. Ya lo dijo Casimiro Parker, 2017

Sensación en el labio

Sensación en el labio

Me da sorpresa bajar
por la ventura de mis emociones
porque para qué haber estado alta
si la fiebre la produce el recorrido.
Tengo un beso junto a la boca
y un tiempo para que dure
la sensación del beso que recibo
y la inscripción de la sinceridad.
Otro tiempo no lloraré sin saberlo
que es como ahora que por encima
de la conciencia está la voluntad
de sentir un beso junto a la boca.
Si ese beso se parte y va al labio
una senda del beso que se fue
se irá sin mí también
y no será simétrico.
Por eso es gran cosa.

Concha García (1956, Córdoba, España), Ayer y calles, Ed. Visor, 1995, (Ganadora del IV Premio Gil de Biedma )

Yo no quiero ser recuerdo

YO NO QUIERO SER RECUERDO

A la mierda el conformismo:
Yo no quiero ser recuerdo
Quiero ser tu amor imposible,
Tu dolor no correspondido,
Tu musa más puta,
El nombre que escribas en todas las camas
Que no sean la mía,
Quien maldigas en tus insomnios
Quien ames con esa rabia que solo da el odio.

Yo no quiero
Que me digas que mueres por mí,
Quiero hacerte vivir de amor,
Sobre todo cuando llores,
Que es cuando más viva eres.

Yo no quiero
Que tu mundo se dé la vuelta
Cada vez que yo me marche,
Quiero que darte la espalda
Solo signifique libertad
Para tus instintos más primarios.

Yo no quiero
Quitarte las penas y condenarte,
Quiero ser la única
De la que dependa
Tu tristeza
Porque esa sería
La manera más egoísta y valiente
De cuidar de ti.

Yo no quiero hacerte daño,
Quiero llenar
Tu cuerpo de heridas
Para poder lamerte después,
Y que no te cures
Para que no te escueza.

Yo no quiero
Dejar huella en tu vida,
Quiero ser tu camino,
Quiero que te pierdas,
Que te salgas,
Que te rebeles,
Que vayas a contracorriente,
Que no me elijas,
Pero que siempre regreses a mí para encontrarte.

Yo no quiero prometerte,
Quiero darte
Sin compromisos ni pactos,
Ponerte en la palma de la mano
El deseo que caiga de tu boca
Sin espera,
Ser tu aquí y ahora.

Yo no quiero
Que me eches de menos,
Quiero que me pienses tanto
Que no sepas lo que es tenerme ausente.

Yo no quiero ser tuya
Ni que tú seas mía,
Quiero que pudiendo ser con cualquiera
Nos resulte más fácil ser con nosotras.

Yo no quiero
Quitarte el frío,
Quiero darte motivos para que cuando lo tengas
Pienses en mi cara
Y se te llene el pelo de flores.

Yo no quiero
Viernes por la noche,
Quiero llenarte la semana entera de domingos
Y que pienses que todos los días
Son fiesta
Y están de oferta para ti.

Yo no quiero
Tener que estar a tu lado
Para no faltarte,
Quiero que cuando creas que no tienes nada
Te dejes caer,
Y notes mis manos en tu espalda
Sujetando los precipicios que te acechen,
Y te pongas de pie sobre los míos
Para bailar de puntillas en el cementerio
Y reírnos juntas de la muerte.

Yo no quiero
Que me necesites,
Quiero que cuentes conmigo
Hasta el infinito
Y que el más allá
Una tu casa y la mía.

Yo no quiero
Hacerte feliz,
Quiero darte mis lágrimas
Cuando quieras llorar
Y hacerlo contigo,
Regalarte un espejo
Cuando pidas un motivo para sonreír,
Adelantarme al estallido de tus carcajadas
Cuando la risa invada tu pecho,
Invadirlo yo
Cuando la pena atore tus ojos.

Yo no quiero
Que no me tengas miedo,
Quiero amar a tus monstruos
Para conseguir que ninguno
Lleve mi nombre.

Yo no quiero
Que sueñes conmigo,
Quiero que me soples
Y me cumplas.

Yo no quiero hacerte el amor,
Quiero deshacerte el desamor.

Yo no quiero ser recuerdo,
Mi amor,
Quiero que me mires
Y adivines el futuro.

Elvira Sastre (1992, Segovia, España), Cuarenta y tres maneras de soltarse el pelo; Ed. Lapsus Calami, 2014

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