En la tarde hechizada de silencio fue
en principio un tamborileo tenue, un crepitar
a ritmo de los pastos, fragancias despertando
y mezclándose, honestas. Al arreciar se impuso
el olor de la paja en los rastrojos. El aire
se volvió, un retemblar de rayos y un pavor
de relámpagos. Se perdió el horizonte. Unas horas
después, qué estruendo la avalancha y un turbión
de lodo que no dan abasto los ojos del puente, donde
estuviste a cubierto, al empezar a caer, creyéndote seguro.

Fermín Herrero (1963, Soria, España); En la tierra desolada; Ed. Hiperión, 2021.