Mariposas de tinta

Todo poema es tiempo
y ulcera los minutos de su existencia
con una taimada secreción
de palabras medidas y desmedidas.

Discurre por los granos de arena
de un reloj atrapado en el papel,
que quedan esparcidos por el camino de vuelta,
intentando ocultarlo. Imposible
mirar al verso anterior y calibrar
el gozo o la ruina con la que fue desentrañado
de un vocabulario infectado por la memoria.

En cada escalón que se baja por el poema
hacia el infierno, más difícil es conservar
ese equilibrio imposible entre lo que se dice
y lo que se quiere decir,
entre lo que se lee
y lo que se quiere leer,
entre lo que se vive
y lo que se quiere vivir.

Y cuando llega al final
todo poema, algo, no sé,
una ceniza, un golpe de viento,
un leve temblor en el silencio…
otra mariposa de tinta que muere inútilmente,
solo para intentar a duras penas
resistir la catarata del olvido.

Francisco Pérez (Granada, 1965)