Primer ensayo

Son dos niños besados por el sol,
su único amigo.
Por él curtidos,
por él alzados hasta la sonrisa,
hasta el gozo de ser
canción de luz para el pincel amante.
dos niños sonriendo,
ignorando este instante de su gracia,
ignorando
la sombra que proyecta su destino.
Gitanillos al sol de la mañana
ensayando piruetas
para el salto mortal
de un circo errante,
de una pista de hierro son aplausos.
Niños ausentes siempre y olvidados
de todas las escuelas de la tierra.
Hombres para el mañana
borrados de la ciencia y de la gloria,
afiliados sin tregua a la derrota,
militantes del hambre y la fatiga
sembrando de ilusiones los senderos,
condenados desde el primer latido
por el pecado atávico
de amar la libertad y la alegría.
Cuando la vida borre vuestra infancia,
vuestra sonrisa abierta como un lirio,
sobre los pies sangrantes
del camino infinito,
sobre el terrible círculo cerrado
del hielo y de la noche,
vosotros
veréis amanecer antes que nadie
y el sol os besará como a ninguno
con su primera luz, con la más pura:
el sol, vuestro amigo de siempre,
el sol, vuestro único amigo.

Acacia Uceta (1925-2003, Madrid,España); extraído de Mujer que soy. La voz femenina en la poesía social y testimonial de los años cincuenta, Bartleby editores, 2006.