Aprendiendo a leer el pasado y el futuro en las líneas de un poema

noviembre2024 (Página 2 de 5)

Mi educación

Mi educación:
no desees nada demasiado
no te vanaglories ante nadie
-mucho menos de ser feliz-
no sueñes sueños imposibles
-tampoco sueñes la posibilidad-
no rías demasiado alto
no enfades a los dioses
-no creas en ellos ni en sus premios
aunque estarán ahí para castigarte-
no llores delante de los otros
-la tristeza es otra forma de ser presuntuoso-
no te aferres pero no te sueltes del todo del pasado
no te emborraches sin sufrir por la resaca
no te menosprecies
esperando compasión
no luches
todo está perdido desde siempre.

Y ahora sal al mundo, sostente, sé un ejemplo.

Ana Pérez Cañamares (1968, Santa Cruz de Tenerife, España); De Las sumas y los restos, Ed. Ya lo dijo Casimiro Parker, 2019

No has leído amor mío

¿No has leído amor mío,
en NOVEDADES:

CENTINELA DE LA PAZ
GENIO DEL TRABAJO
PALADÍN DE LA DEMOCRACIA
EN AMÉRICA
DEFENSOR DEL CATOLICISMO
EN AMÉRICA
EL PROTECTOR DEL PUEBLO
EL BENEFACTOR…?

Le saquean al pueblo
su lenguaje.

Y falsifican las palabras
del pueblo.

(Exactamente como el
dinero del pueblo)

Por eso los poetas
pulimos tanto un poema

Y por eso
son tan importantes
mis poemas de amor.

Ernesto Cardenal (1925-2020, Nicaragua); Epigramas, Ed. Tusquets, 1978

La mujer herida

La mujer herida 

Solamente si alguna vez amaste
               con uñas y con dientes
                sin red
                 sin salvavidas
aciertes a entender el vértigo insondable
que se extiende a los pies del desengaño.

Ella creyó encontrar la fuente del principio
cuando lo conoció, en medio de la tierra,
                  sin más escudo que su piel de hombre
          bruñida por el sol igual que el oro viejo.

Lo amó sin precipicios ni preguntas
tiernamente, en silencio
   con esa gratitud voluptuosa
      que provoca la lluvia en primavera.

Todo era tan sencillo.

Los versos inflamados de poetas infinitos
parecían seguirla a todas partes
   como si el corazón se hubiera convertido
                                en un fiel animal domesticado.

Porque no existe nada que perdure
una noche aprendió, como tantos lo hicieran
antes y después de ella,
que el amor es un río con cataratas propias
                                                  y remansos ajenos
que siempre desemboca en el océano.

Míralo de este modo: la vida te ha enseñado
siguiendo su costumbre de incansable maestra
   cómo el alma dibuja
       serenas cicatrices sobre viejas heridas.

Raquel Lanseros (1973, Cádiz, España); Los ojos de la niebla, Ed. Visor, 2008

Alguna vez pensé

Alguna vez pensé
que se puede rehacer la vida,
lentamente,
y volver a ilusionarse
como la primera vez.

Pero no se puede.

Porque la segunda vez
el pasado es una zona de plagas,
donde el monstruo de Leviatán
se come
el corazón de la medianoche.

La segunda vez,
aunque quieras, no eres virgen;
hay separación de bienes
y palacios de noche,
ídolos caídos
y algunos escarmientos.

La segunda vez
la hierba crece
más despacio,
las noches están llenas
de discursos ingenuos
y Alicia ya no viene
a visitarte
cuando te miras
en el espejo.

La segunda vez
hay hijos que no son tuyos
y luz de viento entre los pinos.

La segunda vez
todo está hecho,
esperas más
y sueñas menos
y la música huye
con colmillos de lobo.

La segunda vez,
no sabes qué hacer
con el miedo.

Noemí Trujillo (1976, Barcelona, España); Un lugar con nieve. Antología Poética (2008-2015), Ed. Playa de Ákaba, 2015

La forma de querer tú

La forma de querer tú
es dejarme que te quiera.
El sí con que te me rindes
es el silencio. Tus besos
son ofrecerme los labios
para que los bese yo.
Jamás palabras, abrazos,
me dirán que tú existías,
que me quisiste: jamás.
Me lo dicen hojas blancas,
mapas, augurios, teléfonos;
tú, no.
Y estoy abrazado a ti
sin preguntarte, de miedo
a que no sea verdad
que tú vives y me quieres.
Y estoy abrazado a ti
sin mirar y sin tocarte.
No vaya a ser que descubra
con preguntas, con caricias,
esa soledad inmensa
de quererte sólo yo.

Pedro Salinas, La voz a ti debida, (Versos 1385 a 1406)

Primer ensayo

Primer ensayo

Son dos niños besados por el sol,
su único amigo.
Por él curtidos,
por él alzados hasta la sonrisa,
hasta el gozo de ser
canción de luz para el pincel amante.
dos niños sonriendo,
ignorando este instante de su gracia,
ignorando
la sombra que proyecta su destino.
Gitanillos al sol de la mañana
ensayando piruetas
para el salto mortal
de un circo errante,
de una pista de hierro son aplausos.
Niños ausentes siempre y olvidados
de todas las escuelas de la tierra.
Hombres para el mañana
borrados de la ciencia y de la gloria,
afiliados sin tregua a la derrota,
militantes del hambre y la fatiga
sembrando de ilusiones los senderos,
condenados desde el primer latido
por el pecado atávico
de amar la libertad y la alegría.
Cuando la vida borre vuestra infancia,
vuestra sonrisa abierta como un lirio,
sobre los pies sangrantes
del camino infinito,
sobre el terrible círculo cerrado
del hielo y de la noche,
vosotros
veréis amanecer antes que nadie
y el sol os besará como a ninguno
con su primera luz, con la más pura:
el sol, vuestro amigo de siempre,
el sol, vuestro único amigo.

Acacia Uceta (1925-2003, Madrid,España); extraído de Mujer que soy. La voz femenina en la poesía social y testimonial de los años cincuenta, Bartleby editores, 2006.

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