Aprendiendo a leer el pasado y el futuro en las líneas de un poema

noviembre2024 (Página 5 de 5)

Miro a la mujer que espera el colectivo en Plaza Constitución

Miro a la mujer que espera el colectivo en Plaza Constitución
su cuerpo quebrado,
la piel estriada como una flor marchita.
Pienso en su maternidad, un conteiner
lleno de escombros, cinco hijos dándole vueltas
como insectos diminutos, colgándose
de su pecho, mordiendo la carne.
No puede dar más de lo que da y lo sabe.
Mira a los niños como perros,
quisiera ser la dueña que suelta el hueso
para que vayan a jugar a otra parte,
pero son como moscas adictas a los focos de luz.
Quisiera apagarse,
ser prescindible un rato apenas,
pero ellos siempre piden más,
pueden ser malvados, herir hasta el llanto,
decir cosas tremendas y nadie los acusaría.

Son la violencia con la que fueron concebidos
por su cuerpo joven y brillante
en el colchón de un cuarto cualquiera,
sus piernas abiertas, el forro de su chico sin forro,
total, no importa,
total, te acabo donde quiero.

Ahora vuelve a su casa en colectivo,
piensa en la cena y se abstrae,
tal vez sin querer se olvide
a un hijo en el asiento.

Luciana Reif (1990, Argentina); Un hogar fuera de mí, Ed. Visor, 2018

Gramática de la relatividad

Gramática de la relatividad

Quizá ni el tomate es tan puro
ni el tabaco tan mortal como comentan.
Me caen bien los extraños, me siento segura
en los países muy desordenados.
Protegerse está bien, pero a veces confiar
es mejor revulsivo para una vida larga.
Ni es cierto que no importe lo de lejos, ni es cierto
que no haya sitio en el mundo
para la literatura.
Pero la publicidad nunca es poesía.
Confío en mi cuerpo
más que en buena parte de los médicos,
y algunas drogas nos ayudan a dormir.
El amor existe.
Abrazarse a muchos cuerpos no es sinónimo de calma,
no hacerlo tampoco ayuda demasiado.
He tenido jefes que eran mis amigos
y compañeros que no.
El sentido común falla a menudo.
Si te cuidas demasiado, entonces eres presa fácil.
Los juicios no marcan la línea que separa el bien y el mal,
no marcan casi nada.
La verdad no tiene un solo nombre.
Cinco manzanas al día
son demasiadas manzanas.

Y la palabra es
como un juego de niños:
cuando llega a tus manos hay que abrazarla fuerte
y escaparse corriendo del enemigo.
Y,  luego, lanzarla a quien sepa
guardarla mejor.
A quien corra más.

Laura Casielles (1986, Asturias, España) Los idiomas comunes, Ed. Hiperión, 2010 (Este libro ganó el XIII Premio de Poesía Joven Antonio Carvajal y el Premio de Poesía Joven Miguel Hernández en 2011)

Como si fuese necesario

Como si fuese necesario

Ahí estás vos
con esa necesidad de pertenecer a algo
y no a alguien.
Te miro desnudo
y veo que me sobra
el mundo que a vos te falta
usamos el sexo como herramienta de duración
y después ¿qué?
Cosas que no me importaría olvidar.
 Puede que el amor llegue, después
Pasamos el momento en que el cuerpo
empieza a tener memoria:
uno de los dos volvía de un viaje y
nos abrazábamos callados en el sillón
un rato largo, no era necesario decir nada
los cuerpos se movían solos
los besos y el ir corriendo al cuarto
el pan con manteca,
después, el anecdotario de vivencias,
después, los abrazos torpes, después
el sueño interrumpido, después
los días por venir,
después, el dolor también,
después.

Una sola regla
No enamorarse.
Lo sabíamos y jugábamos
a creer en otra cosa. La irrealidad
también se mide
en los excesos de la casa:
cigarrillos en el piso,
botellas vacías sobre la mesa,
resistir una semana
con tres horas de sueño.
Todavía no lavo las sábanas.
«El amor llegará con maletas»
me había dicho el I Ching.

Nurit Kasztelan, (Buenos Aires, 1982) Después. Ed. Liliputienses, 2019.

Uno besa

VIII

Uno besa,
y en el beso se confiesa.

Calcula daños,
y reflexiona si será error o acierto,
sobrepasa la distancia de seguridad,
mordisquea la duda
de si en el pacto de labios está vendiendo promesas.

Entra en el circuito del engranaje mental
mezclando ilusión y miedo,
fuego y hielo,
caigo, me levanto, caigo, ruedo.

Pero uno besa,
y en el beso se confiesa
que si es error o acierto,
no importa.

El tiempo está abierto a propuestas y en algún momento paras,
pienso hacerme el muerto
para ver si disparas
o me besas de nuevo.

Loreto Sesma (1996, Zaragoza, España); Alzar el duelo, Ed. Visor, 2018. XXXIX Premio Internacional de Poesía Ciudad de Melilla.

1936

1936

Para Agustín, mi padre

Lámina de septiembre:
un aire de membrillos y manzanas
circulaba entre almiares,
y en el ciprés un pájaro despierto
alertó con ternura la descarga.

Tus ojos, ya estrellados y dormidos,
olvidaron las últimas
heridas de la pólvora en el aire.
La mariposa de la madrugada
aproximó el olvido en un instante
cuando mármol tu sangre,
ya cereza en tu boca.

Mariluz Escribano Pueo (1935-2019, Granada, España); Umbrales de otoño, Ed. Hiperión, 2014. Premio Andalucía de la crítica en 2014

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