Aprendiendo a leer el pasado y el futuro en las líneas de un poema

Angelina Gatell

Paráfrasis

Paráfrasis

Por favor, por amor, por caridad:
que alguien me diga quién soy,
si soy, qué hago yo aquí…
José Hierro

A Antonio Leyva

Sin favor, sin caridad. Por amor,
tan sólo por amor,
decídmelo.
He querido saberlo muchas veces.
Desde esa arista
de la interrogación; desde esa
baranda de la incertidumbre;
desde ese puente sin farolas
en donde a diario se acentúan
las sombras de mis ojos,
he suplicado y sigo suplicando
que alguien me diga por amor
—tan sólo por amor—,
quién soy, si soy, qué hago yo aquí.
Pregunto
si no seré más que una
suposición, una sospecha, algo
apenas insinuado en la penumbra
equívoca de un sueño.
Por amor, tan sólo por amor,
sin favor, sin caridad,
decídmelo.

Angelina Gatell (1926-2017, Barcelona, España); La oscura voz del cisne, Bartleby editores, 2015

Canción de despedida

Canción de despedida

A Ricardo Zamorano

Píntame un cuadro.
Busca en el ritmo de tus colores,
en lo más sabio, en lo más hondo,
el tiempo mío que ya no es mío.
Se llama olvido.
Detén la noche,
su perfil mudo, sus crueles pájaros.
Detén sus alas. Detén el miedo,
el que me busca, el que me cerca.
Se llama augurio.
Detén la rosa
que aún finge aromas entre mis manos.
Detén su argucia. Déjame sólo
el clavo oscuro de la palabra.
Se llama fuego.
Píntame un cuadro.
Un mar al fondo. Temblor de espumas.
La rota efigie de aquellos sueños
(los que tenía cuando soñaba.)
Se llaman llanto.
Pinta un camino.
Detén el frío de los relojes.
Detén su paso. Tengo que irme
y no sé por dónde. Pinta un camino.
Se llama huida.
Pinta señales.
Que no se pierdan mis descalzos.
Mis pies que sangran. Es noche casi.
Pinta un camino que me conduzca
a mi destino.
Se llama nada.

Angelina Gatell (1926-2017, Barcelona, España); La oscura voz del cisne, Bartleby editores, 2015

Anochecer

Anochecer

A Antonina Rodrigo

Se está haciendo de noche en mis ventanas.
Los cristales aceptan subyugados
el ritmo de la sombra,
su vengativa dentadura
de marfil apagado que se extiende
hacia las cosas. Las devora.

Todo va entrando
con lentitud y orden en sus fauces:
muebles, retratos, libros…
Y esas rosas
de madera tranquila
que Lucía me trajo una mañana
para ponerme a salvo del invierno.

No impediré el paso
de tanta opacidad, del barniz derramado
donde se apaga el día.
Quiero un manjar suyo, ofrendarme
con un temblor de novia a su deseo.

Aunque, después de todo,
yo ya le pertenezco.

Angelina Gatell (1926, Barcelona- 2017, Madrid); La oscura voz del cisne, Bartleby Editores, 2015

Actitud

«… algunos resolvieron quedarse pese a todo”.
Mario Benedetti

La tarde fue borrando la esperanza
con su mano iracunda.
Pero algunos
resolvieron quedarse.
Todavía
el sol apacentaba sus fulgores
y entre sus rayos se mecía el engaño.

¿Y qué decir de la memoria, el eco
donde habita el futuro cuando todo
tiene sabor a un tiempo ya vivido?

Quizá fue la razón por la que algunos
resolvieron quedarse.
(En las ilustres
terrazas del domingo se servía
anestesia y olvido a discreción).

Empezaba a hacer frío. Pero algunos
resolvieron quedarse.
Por la noche
vertió la irreflexión su lluvia fétida
en la alegre estulticia de las calles.
Y en los ojos obscenos del pasado
encendieron de nuevo los cuchillos.

A bandadas cruzaron los augurios
la desazón del aire como pájaros
que llegan tarde al sueño…

Pero algunos resolvieron -resolvimos-, quedarnos,
fieles, obstinados, indomables,
dispuestos a poner una vez más,
un ladrillo sobre otro.

Angelina Gatell (1926, Barcelona- 2017, Madrid); En legítima defensa. Poetas en tiempos de crisis, Bartleby Editores, 2014

© 2024 Poemancia

Tema por Anders NorenArriba ↑