Aprendiendo a leer el pasado y el futuro en las líneas de un poema

Gloria Bosch

El aula

El aula

“Si cuando estudio la vida
no encuentro el segundo tomo”
Carilda Oliver

En el aula del amor me encuentro
después de algunos años de prácticas
tengo el pupitre siempre abierto
-por si aprendo-
y en mi cartera un estuche
donde colecciono recuerdos
pero no hay manera, siempre repito curso.
A veces intuyo que aprobaré el examen
y que la vida me pondrá buena nota
pero después me despista un verso o una musa
y me olvido de las cicatrices
-mejor dicho de los suspensos-.
Y es que tengo un problema que se ha vuelto crónico
casi nunca deseo abandonar la clase
quizás es que de niña fui un ser solitario
o es que siempre confío en aprender algo nuevo
quizás es que en el fondo odio a muerte los deberes
o es que de pequeña no me compraron diccionario.
Es caso es que ya tan mayor, no consigo licenciarme
y a estas alturas impensable la matrícula de honor.
Me conformo pues con avanzar algún puesto
de la última fila he pasado al corazón
así que de momento persisto en mi asistencia
y no dimito ante el fracaso.
Aunque no haya manera de sacar aprobado
siempre llevo en el bolsillo un montón de chuletas
-por si acaso-.

Gloria Bosch (1959, Barcelona, España); Una llamada tuya bastará para sanarme, Ediciones Carena, 2003

Propuesta

Propuesta

Te propongo esta noche
llegar a un acuerdo,
un diálogo entre mi cuerpo y tu cuerpo,
una conversación sin palabras,
un silencio de proyectos,
que tus dedos interpreten
el lenguaje de mis dedos.

Te propongo, simplemente,
alargar la caricia,
no planear la llegada a la cima
sino navegar con el remo de mis brazos
no utilizar para nada el salvavidas
ni que el tiempo detenga la mirada
dirigida a los botones de tu camisa.

Te propongo un pacto de susurros,
una tertulia de gemidos,
un monólogo de gritos,
que todo lo que no dijimos
en la piel permanezca escrito.

Te propongo una noche interminable,
lenta, muy lenta, tan lenta
que cuando nos interrogue la mañana
no sepamos quiénes somos
ni hacia dónde vamos
como si aprendiéramos de nuevo a leer
igual que dos niños pequeños,
como si aprendiéramos de nuevo a escribir
sobre el pálido folio de nuestro cuerpo.

Te propongo una lectura corpórea
desde el prólogo de tus ojos
hasta el epílogo de mi boca.

Gloria Bosch (1959, Barcelona, España);  Dédalo del deseo, Ed. Huerga & Fierro, 1998. Premio Villa de Benasque 1997

Poema ortográfico

Poema ortográfico

Ya te quiero hasta sin comillas
sin puntos suspensivos,
sin acento, sin mayúsculas.
Te quiero y no sé si quiero
ocultarte entre paréntesis
poner punto y seguido a cada encuentro
dejarte entre guiones
subrayar cada verso que me inspiras.

Ya te quiero hasta sin palabras
sin comas, sin interrogantes
sin conjunción ni sílabas
te quiero, por supuesto, sin punto y aparte.

No deseaba mostrarte mi texto amoroso
prefería escribir un poema en tu cuerpo
con mis dedos sordos
pero tú te fuiste hacia mi diptongo
y me dejaste temblando apoyada en el folio.

Ya te quiero
quizás ya te quise
antes de que supiera que iba a quererte
pero me atraparon los signos
la geografía de tu nombre
el código del lenguaje.
Ahora ando a la deriva por la hoja en blanco
pero echo el ancla en una esquina
y en minúsculas
y con un lápiz gastado
dispongo fecha y despedida
y firmo, firmo que te quiero
ante notario.

Gloria Bosch (1959, Barcelona, España);  Dédalo del deseo, Ed. Huerga & Fierro, 1998. Premio Villa de Benasque 1997

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