Aprendiendo a leer el pasado y el futuro en las líneas de un poema

Ioana Gruia

Alguien al otro lado

Alguien al otro lado

Una niña muy seria,
en la antigua avenida de mi infancia,
me visita en los sueños.
¿Qué has hecho de mi vida?, me pregunta.
No sé qué responderle. Sólo sé
que estoy al otro lado de la calle,
que la niña no logrará alcanzarme.
Algo lo impedirá:
la cautelosa sombra del silencio,
o la frontera súbita del miedo.
Algún día sabré qué responderle.
Tal vez no vuelva nunca, tal vez llore.
Tal vez nos convirtamos en pasaje,
y yo seré su sueño:
alguien que no recuerda su pasado,
con la memoria sólo del futuro.
Alguien que necesitará saber
si ha aprendido ya
a perdonarme

Ioana Gruia (1978, Rumanía); Carrusel, Ed. Visor, 2016 (XIV Premio Emilio Alarcos)

Canción para un instante

Canción para un instante

No susurres nada, sólo tiéndeme
los brazos de aire del lejano instante
Nicolae Labiş

Hoy no sabría revivir aquel instante.
Tan sólo puedo recordar su vuelo.
Por la ventana abierta el sol de junio
entraba a raudales en el cuarto.

Tú me habías traído un cuenco de cerezas.
Cogí despacio una y la miré al trasluz,
me la llevé a la boca y la mordí. Sabía
a sol y a piel de lluvia, a verano, a ti.

Mira, mira este sol en la fruta, te dije.
Una explosión rojiza despegó de mi mano.
Y aquel instante pájaro, ya lejos,
tendió hacia mí sus brazos en el aire.

Ioana Gruia (1978, Rumanía). El sol en la fruta, Ed. Renacimiento, 2011. Premio de poesía Andalucía joven 2011.

La canción de las cosas perdidas

La canción de las cosas perdidas

Estoy en casa sola, escucho jazz,
una canción que me habla de la lluvia
mientras las gotas, aún lentas, caen
desconcertadas sobre este cristal
que me hace ver la noche y tu recuerdo.

Es la canción de las cosas perdidas,
que regresan en noches de verano
igual que una tormenta inesperada.

Y bailo enloquecida con tu ausencia,
y se calman la lluvia y el desgarro,
y suave es la canción, como la noche.

Los amores difíciles
están en la canción y en esta lluvia
que ahora cae fina en la ventana.

Y las gotas de nuevo se deslizan
lentas sobre el cristal con su promesa
de imposible regreso de las cosas perdidas.

La canción terminó y voy a la cama,
mientras la lluvia fuera me susurra
—no sé si es un consuelo o una advertencia
todo se alcanza al fin, pero a destiempo.

Ioana Gruia (1978, Rumanía); La luz que enciende el cuerpo, Ed. Visor, 2021. Premio Hermanos Argensola 2021

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