Aprendiendo a leer el pasado y el futuro en las líneas de un poema

Lorenzo Oliván

Manos

Manos

Miras la palma abierta de tus manos.
¿Qué te dicen? ¿Realmente son tuyas?
¿No te interrogan al interrogarlas?
¿No te miran, extrañas, si las miras?
Mueves, mueven, un poco, tus, sus dedos
haciéndote no sabes qué señales,
como si pretendieran desvelar
sobre ti mismo algún oscuro enigma.
Hay en sus huellas más signos escritos
que en los libros del mundo. Te dan vértigo
sus trazos superpuestos, ese afán
por dar perfil a cosas imprecisas.
Qué tormentas calladas, qué relámpagos
quietos, qué seca lluvia, qué raíces
sin flor, qué blandas piedras, qué mirar
sin hondos ojos, qué simas sin simas.
¿Dónde te llevan? ¿Hacia qué lejano
tiempo de qué principio va tu mente?
¿A quién heriste, asesinaste, amaste
en qué otra piel? ¿De quién sois, manos mías?

Lorenzo Oliván (Castro-Urdiales, Cantabria, 1968) , Puntos de fuga  1996-2000

Presa fácil

Presa fácil

Tu sueño forma un quieto remolino
que absorbe lo que cae en su constante
girar sobre sí mismo y lo conduce al centro
de su propia espiral vertiginosa.
Sobre la superficie de tu cuerpo
dormido, hay un abismo a flor de piel.
Eres materia, forma resaltada,
pero, a la vez, lejos de ti te ahondas.
Así te quiero, intensa cifra oscura
de ese misterio que te sobrepasa,
imagen fiel de la contradicción,
aire y plomada, horizonte y roca.
Detrás, detrás del indefenso aspecto
de tu belleza hay el mayor peligro
al que unos ojos pueden asomarse:
pareces presa fácil, cazadora.
Ya he caído en tu trampa, sobre el borde
del mirador que eres, sólo veo
tu vértigo, los círculos que trazas
en tomo a mí, tus envolventes órbitas.

(Lorenzo Oliván, Puntos de fuga  1996-2000)

La lluvia enfurecida

LA LLUVIA ENFURECIDA

El nuevo día está perdido entre
un laberinto que no tiene puertas
y que en mitad del viento va trazando
la enfurecida y huidiza lluvia.

Toda la realidad es ya un tapiz
deshilachado, en donde los perfiles
se deshacen en sombras imprecisas.

El único color que aún conservan
las cosas es el gris,
pero es un gris también
como en proceso de disolución.

El agua va buscando ansiosamente
los anónimos rostros de los hombres
para tacharlos con sus latigazos.

Esta mañana el mundo está esforzándose
en borrarse del mapa. Y en borrarnos.

Lorenzo Oliván (1968, Cantabria, España); Puntos de fuga, Ed. Visor, 2001. XIII Premio Internacional de Poesía Fundación Loewe.

La ventana

La ventana


La ventana engrandece lo que enmarca,
une todo con todo: el estudiante
de la bufanda roja, el perro absurdo
que observa con su hocico, los obreros
de azul saliendo de aquel bar con prisas,

en ella,
ahora,
significan más.

Basta con acotar nuestra mirada,
para que en su interior crezca una red
que pesca entre las cosas peces vivos.

Escribir poesía es de algún modo
estar enfermo de buscar ventanas.

Y estar enfermo de pensar quién puede
borrosamente
desde el otro lado
mirarte a ti
significando qué.

Lorenzo Oliván (1968, Cantabria, España); Para una teoría de las distancias de, Ed. Tusquets, 2018

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