Aprendiendo a leer el pasado y el futuro en las líneas de un poema

Luis García Montero

Por septiembre

Por septiembre…

Por septiembre
se te llenan de sótanos los labios
y es relativo el cielo
después de haberte visto preguntarle a la vida.
Pero también el cielo,
arrugado y preciso
como tu cazadora adolescente,
quiere estar entreabierto,
brillar recién amado,
descansando en la hierba
el peso de su larga cabellera de nubes.

Por septiembre
se te llenan de humo los síes en la boca.

Luis García Montero (Granada, 1958); Diario cómplice, Ed. Hiperión, 1987

Aunque tú no lo sepas

Aunque tú no lo sepas

Como la luz de un sueño,
que no raya en el mundo pero existe,
así he vivido yo
iluminando
esa parte de ti que no conoces,
la vida que has llevado junto a mis pensamientos…

Y aunque tú no lo sepas, yo te he visto
cruzar la puerta sin decir que no,
pedirme un cenicero, curiosear los libros,
responder al deseo de mis labios
con tus labios de whisky,
seguir mis pasos hasta el dormitorio.

También hemos hablado
en la cama, sin prisa, muchas tardes
esta cama de amor que no conoces,
la misma que se queda
fría cuanto te marchas.

Aunque tú no lo sepas te inventaba conmigo,
hicimos mil proyectos, paseamos
por todas las ciudades que te gustan,
recordamos canciones, elegimos renuncias,
aprendiendo los dos a convivir
entre la realidad y el pensamiento.

Luis García Montero (1958, Granada, España), Habitaciones separadas, Ed. Visor 1994

Irene mira por primera vez la lluvia

Irene mira por primera vez la lluvia

Tiene el cielo un aspecto de libro encuadernado
como de piel oscura y sombra pensativa.
Tú no puedes saberlo.
Ni siquiera conoces todavía
su resplandor nostálgico
 de laguna que cruza por medio de la tarde
 llena de ojos inquietos, cofres y nadadores.

 Porque cualquier mirada necesita
 todo lo que duerme detrás de una pupila.
 Deja pasar mil noches:
 que tu ciudad se tienda con el gesto
 gris de las alamedas,
 que el suelo de tu casa parezca interminable,
 movedizo, igual que los desiertos,
 y que tu corazón, sombra partida
 por el cristal de la ventana,
 sepa cómo discurre la humedad
 de una presencia extraña.

 Camino de los nombres y los días
 es una ley de tribu
 que la lluvia se viva en primera persona
 con un dejo de alma trabajada
 y que el mundo respalde
 su dudoso prestigio
 en tu pequeño corazón sin mundo.

 Lo repiten mil veces los libros de poesía.
 Vive y sueña despierta
 el difícil derecho que tendrán tus deseos
 a reclamarte tiempo, a pensar por sí mismos.

Luis García Montero (1958, Granada, España); Las flores del frío, Ed. Hiperión, 1991.

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