Aprendiendo a leer el pasado y el futuro en las líneas de un poema

Noemí Trujillo

Alguna vez pensé

Alguna vez pensé
que se puede rehacer la vida,
lentamente,
y volver a ilusionarse
como la primera vez.

Pero no se puede.

Porque la segunda vez
el pasado es una zona de plagas,
donde el monstruo de Leviatán
se come
el corazón de la medianoche.

La segunda vez,
aunque quieras, no eres virgen;
hay separación de bienes
y palacios de noche,
ídolos caídos
y algunos escarmientos.

La segunda vez
la hierba crece
más despacio,
las noches están llenas
de discursos ingenuos
y Alicia ya no viene
a visitarte
cuando te miras
en el espejo.

La segunda vez
hay hijos que no son tuyos
y luz de viento entre los pinos.

La segunda vez
todo está hecho,
esperas más
y sueñas menos
y la música huye
con colmillos de lobo.

La segunda vez,
no sabes qué hacer
con el miedo.

Noemí Trujillo (1976, Barcelona, España); Un lugar con nieve. Antología Poética (2008-2015), Ed. Playa de Ákaba, 2015

Ella era una muchacha de ojos tristes

Ella era una muchacha de ojos tristes

como yo.
La vida se le escapó de un salto
y ya no pudo cogerla.

Ella era una poeta de ojos tristes
como yo
y encontró la paz
en una sola alcoba.

Ella me enseñó a cercar el silencio
y atarle dos lazos.

Cuando la luz se apaga
y no puedo dormir,
sus versos ahorcan
a mis fantasmas
y un súbito temor
invade mis pasos:
yo también vivo
encerrada en mi cuarto.

Mi cuerpo muere
cada día como un pájaro
somatizado,
no digo nada
y sigo rezando.

Noemí Trujillo (1976, Barcelona, España); Un lugar con nieve. Antología Poética (2008-2015), Ed. Playa de Ákaba, 2015

He intentado…

Vuelvo a oír el llanto
inclemente de la clepsidra.
La siembra de Selene.
Gerardo Guaza, 1961


He intentado
volver a hacernos una foto
como la del Lago Leman.
Pero no he podido.
Cuando hicimos esa foto
no habíamos discutido
ni una sola vez
y todo era perfecto
en la neblina.
Con el tiempo
nuestras bocas
han forcejeado
y han visto el azul
encendido
de la noche.
Hemos derramado
lágrimas y vida
en Valparaíso,
en Casablanca,
en Friburgo,
en Lausana.
Hemos hecho fotos
que han sepultado heridas
y puñales de agua,
hemos comprado imanes
para la nevera
y cuadros para nuestra casa.
Mi cámara persigue
la silueta de Ginebra,
y busca
en ti
una clepsidra
que robe el tiempo
y gota a gota
me lo devuelva.
Porque,
amado Lanzarote,
quiero volver
a hacer fotos
como esa.

Noemí Trujillo (1976, Barcelona, España); La muchacha de los ojos tristes. Poemas, homenajes y estrés; Parnasse Ediciones, 2011

En las ventanas de casa

En las ventanas de casa
los años centellean.
Yo aún recuerdo tus manos
temblando
en ese primer regalo
que me hiciste,
cuando eras un hombre
que hoy dices que está muerto.
Recuerdo tus manos y tus ojos,
recuerdo Barcelona dentro de un taxi,
recuerdo las cosas que dijiste,
todas las palabras.
Recuerdo las sillas de ese café,
la mesa con patas de aluminio,
la dulzura salada de tus besos
y mis nervios aflorando
como árboles
al darte la mano.
Somos más viejos
pero somos los mismos,
y todo lo que tengamos que hacer
lo haremos juntos.
No pienses demasiado
y ponme el abrigo;
y no dejes que se enfríe
el pastel de manzana
que siempre compartimos.

Noemí Trujillo (1976, Barcelona, España); La muchacha de los ojos tristes. Poemas, homenajes y estrés; Parnasse Ediciones, 2011

Mi trabajo consiste

Mi trabajo consiste
en asesinar la luna,
por eso me pagan.
Hago pentagramas
con expedientes
amarillos
y pompas
de jabón.
La administración pública
está llena de silencios
que entierro en mis pies
y a veces
(sin querer)
me traigo a casa.
Me he sentado
en el despacho vacío
y querría crear
algo más
que decretos
y metáforas.
Ahora cocino mi piel
con ajitos frescos,
a nadie le importa
lo que llevo dentro.
Levanto las cejas
y a veces sueño.
No tengo dibujos
ni apellido
ni dinero.
Tengo una cuerda floja
donde mezclo mis besos.


Noemí Trujillo (1976, Barcelona, España); Lejos de Valparaíso, Ed. Sial, 2009

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