Aprendiendo a leer el pasado y el futuro en las líneas de un poema

azar

Doble o nada

Doble o nada

Al destino le gusta jugar a las canicas
y obviar todo el vacío en el que ha de caer,
tarde o temprano.
Maquillar el campo de recreo
de un riesgo persistente,
revolver el pulimento
y competir con dios en cuanto a fuerza.
El destino conoce la partida
pero ignora el poder
de quien distingue su código y lo obvia,
la pujanza de quien sabe combatir
sin reservarse nada para luego,
la astucia disfrazada de imprudencia
de quien sabe jugar y perder todo.

María Alcantarilla (1983, Sevilla, España), La edad de la ignorancia, Ed. Visor, 2017

Curva de lorenz

Curva de Lorenz

Estoy hablando por teléfono con un amigo. No hay nadie
en casa, puedo escucharlo bien.
Él vive solo hace un tiempo. Siento la caída de la vajilla
amontonada que seguramente no lava hace días.
Comenzamos a hablar de la teoría del caos
en un sentido romántico. Creo que los científicos
son mucho mejores amantes que los poetas.
Ni mi amigo ni yo somos científicos
aunque tenemos ese deseo. Él tiene un tatuaje
de la curva de Lorenz del efecto mariposa. A mí me interesa
su relación con la teoría del caos. Nunca estuve obsesionada
por la armonía perfecta, prefiero el accidente
y sus resultados. Mi amigo coincide. Quizás en la curva
entre aquí y allá, entre un no y un sí,
entre seguir y reventar, alguien montó un desorden
delicado para nosotros. El aleteo de una mariposa
puede producir tornados que tiren
toda nuestra ropa colgada.
¿Un mail o la foto de un árbol
puede cambiar nuestro futuro?
Lo que no esperamos parece hostil
si no tenemos fe en la ciencia.

Sofía de la Vega (1993, Argentina); La idea es vivir cerca pero no encima, Ed. Liliputienses, 2019.

Alicia tira los dados para abolir el azar

Alicia tira los dados para abolir el azar

El tiempo avanza porque existen las certezas,
y sin embargo
solo es capaz de expresar su gratitud
consumiéndolas,

en cierto modo, hay juguetes radiando decisiones,
peonzas que se detienen
en una casilla y no otra del juego de la oca,
yoyós que responden
con determinado número de elevaciones
y no otro,
igual que los ladridos
de los perros matemáticos del circo.

Pero de todos es sabido que a las niñas
nos gustan las miniaturas,
y nunca podremos resistirnos a una muñeca rusa hecha de dados
cada vez más pequeños,
uno dentro de otro hasta el abismo.

Sofía Rhei (1978, Madrid,España) Alicia volátil, Cangrejo Pistolero Ediciones, 2010. Extraído de Sombras di-versas. Diecisiete poetas españolas actuales (1970-1991); Ed. Vaso Roto, 2017.

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