Aprendiendo a leer el pasado y el futuro en las líneas de un poema

invierno

La caída de ícaro

La caída de Ícaro

Verde. Verde. Agua. Marrón.
Todo mojado, embarrado.
Es invierno. Es perceptible
en el silencio y en brillos
como del aire.
Yo soy muy pequeña.

Un cuerpo caminando.
Un cuerpo solo;
lo enfermo en la piel, en la mirada.
El asombro, la dureza absoluta
en los ojos. Lo impenetrable.
La descompensación
entre lo interno y lo externo.
Un cuerpo enfermo que avanza.

Desde un interior de cristales muy amplios
contemplo los árboles.
Hay un viento ligero, un movimiento
silencioso de hojas y ramas.
Como algo desconocido
y en suspenso. Más allá.
Como una luz
sesgada y quieta. Lo verde
que hiere o acaricia. Brisa
verde. Y si yo hubiera muerto
eso sería también así.

Olvido García Valdés (1950, España), Exposición, Ed. Esquío, 1979

Paisaje con figuras

Paisaje con figuras

Para Francisco Brines

El frío va más allá de nuestra mirada.
No habla de sí. Llega. Delimita la tierra.
El frío es un cuadro de Goya
en el que nunca habrá refugio,
sobre el que siempre soplará el viento
y ni siquiera las piedras podrán cobijarse.
Es una mirada cerca de la muerte.
Es como no tener tu cuerpo,
es hacerse pedazos.
Es este abandono en el corazón,
que cae la tarde sola, sin resquicios,
y no hay palabras, ni ingenio, ni siquiera tormenta.
El frío es no amar. Acudir a tus ojos y no hallarlos.
Apenas tiene color. No sabe a nada.
Se pega a los miembros, al alma, a la corteza de Dios.
El hombre que sabe del frío intenta quitarse sus cristales.
La mujer, descalza, desnuda sobre el suelo húmedo
cuando el frío está ya dentro. No se ven.
Y cerca de la muerte, el frío es su mirada.

Esther Muntañola (1973, Madrid, España); En favor del aire, LF ediciones, El Árbol Espiral, 2003

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