Aprendiendo a leer el pasado y el futuro en las líneas de un poema

lluvia (Página 6 de 9)

No quisiera que lloviera

No quisiera que lloviera

No quisiera que lloviera
te lo juro
que lloviera en esta ciudad
sin ti
y escuchar los ruidos del agua
al bajar
y pensar que allí donde estás viviendo
sin mí
llueve sobre la misma ciudad
Quizá tengas el cabello mojado
el teléfono a mano
que no usas
para llamarme
para decirme
esta noche te amo
me inundan los recuerdos de ti
discúlpame,
la literatura me mató
pero te le parecías tanto.

Cristina Peri Rossi (1941, Uruguay); Diáspora (1976); Ed. Lumen, 2001

Acero inoxidable

Acero inoxidable

They hand in hand with wandring steps and slow,
Through Eden took thir solitarie way.
John Milton

No es este el Paraíso prometido
y, sin embargo, ¿quién se ha dado cuenta?
I

Llovía en las aceras y en las casas.
Llovía en todo el siglo XXI.
Teníamos entonces nueve años
y una idea aturdida del amor.
Llovía en todo el siglo XXI.
Llovía en nuestros ojos y quemaba
mientras nos divertíamos lamiendo
el “nebluno”, el smog de las farolas.
La city era una ciénaga convulsa
donde se hacía muy difícil distinguir
el cielo gris de todas las corbatas.
Cogidos de la mano
nos hacía toser el acre olor
de vidas gangrenadas.
Un poco más cerca de la muerte
llorabas y decías “¡Ben, Ben, Ben,
yo quiero irme a casa!”
Estábamos perdidos. Y aún llovía.
Confundías las calles como a veces
confundimos extraños con amigos.
Como Hansel y Gretel, regresamos
buscando nuestras huellas, algún resto.
Pero nada se imprime en el asfalto.
Y en el suelo no había más
que latas de refrescos
devoradas por la luz.

Ya no habría consuelo en nuestras almas.
Habíamos llegado tarde al mundo.

Ben Clark (1984, Ibiza, España); Los hijos de los hijos de la ira, Ed. Hiperión, 2006. XXI Premio Hiperión de Poesía.

Balada de otoño

Balada de otoño

Llueve,
detrás de los cristales, llueve y llueve
sobre los chopos medio deshojados,
sobre los pardos tejados,
sobre los campos, llueve.

Pintaron de gris el cielo
y el suelo
se fue abrigando con hojas,
se fue vistiendo de otoño.
La tarde que se adormece
parece
un niño que el viento mece
con su balada en otoño.

Una balada en otoño,
un canto triste de melancolía,
que nace al morir el día.
Una balada en otoño,
a veces como un murmullo,
y a veces como un lamento
y a veces viento.

Llueve,
detrás de los cristales, llueve y llueve
sobre los chopos medio deshojados,
sobre los pardos tejados
sobre los campos, llueve.

Te podría contar
que esta quemándose mi último leño en el hogar,
que soy muy pobre hoy,
que por una sonrisa doy
todo lo que soy,
porque estoy solo
y tengo miedo.

Si tú fueras capaz
de ver los ojos tristes de una lámpara y hablar
con esa porcelana que descubrí ayer
y que por un momento se ha vuelto mujer.

Entonces, olvidando
mi mañana y tu pasado
volverías a mi lado.

Se va la tarde y me deja
la queja
que mañana será vieja
de una balada en otoño.

Llueve,
detrás de los cristales, llueve y llueve
sobre los chopos medio deshojados…

Juan Manuel Serrat (1943, Barcelona, España); Álbum La Paloma ℗ 2000 BMG Music Spain, S.A.

Lluvia

Lluvia

Cae la lluvia
con su necesaria verticalidad
que azota
detrás de mi ventana.
Llueve, llueve…
Sobre el farol todo es mar
que cae en gotas
hasta el fango y cubre el suelo
donde se hunde el alma
en su oleaje.

Marta Domínguez (1981, Zaragoza, España); Historia transida y poesía renovada; Ediciones En Huida, 2012

La lluvia

LA LLUVIA

En un mundo anterior. En el pasado siempre.

Sobre las tejas pobres de la infancia
donde el amor tapaba las goteras.

Sobre las rosas rojas del otoño
en la lejana adolescencia.

En las estrellas ya apagadas,
en las constelaciones más pretéritas.

Sobre la tumba abierta del mañana
que es pasado también por su certeza.

La lluvia está sonando eternamente
en el patio vacío de mi escuela.

Pedro Sevilla (1959, Cádiz); Para cuando volvamos. Poesía completa (1992-2018); Ed. Renacimiento, 2018.

Los diferentes ángulos de la lluvia


Los diferentes ángulos de la lluvia
nos distraen de la más íntima
naturaleza de la lluvia:
caer siempre perpendicular a algo.

Así a veces cae perpendicular al corazón,
pero el corazón tiene miedo
y escapa de todas las perpendiculares.
Otras veces cae perpendicular a los muertos,
pero los muertos ya no aciertan ninguna geometría.
Y otras veces cae perpendicular a la noche,
pero la noche la abraza como un surtidor por todas partes.

Sin embargo la perpendicular de la lluvia,
para cumplir su llamado,
no necesita ni siquiera una línea,
sino tan solo un punto donde poder caer
y hundirse plenamente.

Roberto Juarroz (1925-1995, Argentina); Poesía vertical, Ed. Cátedra, 2012

« Entradas anteriores Entradas siguientes »

© 2024 Poemancia

Tema por Anders NorenArriba ↑