Aprendiendo a leer el pasado y el futuro en las líneas de un poema

manos

Las manos

Las manos

Pensamos porque tenemos manos
Anaxágoras

Me ha costado muchísimo educarlas
y no estoy muy segura de haberlo conseguido
porque la mayor parte de las veces
actúan por su cuenta se disparan
es como si tuvieran vida propia.

Algunas veces he pensado que solapadamente
sin darle cuenta a nadie
es decir sin decírmelo a mí
que al fin y al cabo soy su dueña
estas dos lagartijas estas aficionadas al tanteo
han conseguido nadie sabe cómo
elaborar una Constitución y no contentas con eso
han llevado adelante un Estatuto
lo que supone para mí un auténtico caos.

Porque no hay forma de poner de acuerdo
a estas dos desgraciadas a estas dos inconscientes
que se pasan la vida peleando
defendiendo con verdadera saña sus derechos:
la solidaridad insobornable de la izquierda
el orden la cordura y el respeto que para sí reclama la derecha.

Mientras el cuerpo el miserable cuerpo del que viven:
el tronco las axilas los brazos y los antebrazos las muñecas
no encuentran la manera de aplacarlas
de hacerles entender que si se empeñan
esto va a terminar en un entierro.

Que lo mejor sería que empezaran
a sacarle provecho a la distancia
al espacio que las separa equitativo
y a disfrutar del ritmo que produce
unirse de improviso una con otra
y jalear alegremente el hecho sorprendente y audaz
de que por fin la vida nos acerque aunque sea tan sólo
de manera fugaz como era de esperar.

Francisca Aguirre (1930- 2019, Alicante, España); Historia de una anatomía, Ed. Hiperión, 2010

Manos

Manos

Miras la palma abierta de tus manos.
¿Qué te dicen? ¿Realmente son tuyas?
¿No te interrogan al interrogarlas?
¿No te miran, extrañas, si las miras?
Mueves, mueven, un poco, tus, sus dedos
haciéndote no sabes qué señales,
como si pretendieran desvelar
sobre ti mismo algún oscuro enigma.
Hay en sus huellas más signos escritos
que en los libros del mundo. Te dan vértigo
sus trazos superpuestos, ese afán
por dar perfil a cosas imprecisas.
Qué tormentas calladas, qué relámpagos
quietos, qué seca lluvia, qué raíces
sin flor, qué blandas piedras, qué mirar
sin hondos ojos, qué simas sin simas.
¿Dónde te llevan? ¿Hacia qué lejano
tiempo de qué principio va tu mente?
¿A quién heriste, asesinaste, amaste
en qué otra piel? ¿De quién sois, manos mías?

Lorenzo Oliván (Castro-Urdiales, Cantabria, 1968) , Puntos de fuga  1996-2000

Canción de arcilla

CANCIÓN DE ARCILLA

Mi cuerpo está hecho de ríos.
Tiene las curvas
del caudal de tus manos
de agua;
las huellas que tú has ido labrando
con tu paso.
Y en mis márgenes de espuma
crece el romero
y la salicaria.
Has ido tendiendo puentes
sobre mi espuma
y turbulencia,
sobre el mágico misterio de sentirse río
latente.

Me has amasado con el barro de la orilla,
pequeño alfarero,
con tus grandes manos tiernas.
Por mis ojos de vasija
mana toda la luz
del agua.

Mercedes Escolano, (Cádiz, 15 de febrero de 1964), Marejada, Ed. Salesianos, 1982

Tes mains

Tes mains

Douze ans ont passé
depuis ce jour
depuis ce moment
où tu as posé
la main sur moi;
je m’en souviens parfaitement
car
c’était la première fois
qu’une main
se posait sur moi
comme ça.

Cécile Coulon (1990, Francia); Les Ronces, Ed. Le Castor Astral, 2018 (El libro ha recibido el Prix Apollinaire 2018 y el Premio de Revelación de Poesía del SGDL, en Francia, 2018)

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