Aprendiendo a leer el pasado y el futuro en las líneas de un poema

mirada

El puente

El puente

 En un gesto trivial, en un saludo,
en la simple mirada, dirigida
en vuelo, hacia otros ojos,
un áureo, un frágil puente se construye.
Baste eso sólo.

Aunque sea un instante, existe, existe.
Baste eso sólo.

Circe Maia (1932, Uruguay); Transparencias. Antología poética, Ed. Visor, 2018

Encuentro

Encuentro 

Lo acabo de ver. Pasó cerca,
junto a mí. Cuando cruzaba mi calle.
Tenía tus mismos ojos.
He sonreído. Él—tú—,
un instante, me ha mirado.
Desde no sé qué remota distancia,
desde no sé qué estrella sin nombre,
desde no sé qué mundo intransitable,
desde no sé qué hora.
Tú, él, me habéis sonreído.
Desde no sé qué inexplorada profundidad,
desde no sé qué límites,
desde no sé qué increada palabra,
desde no sé qué última, qué primera mirada.
Desde no sé qué angustia.
Cuando cruzaba mi calle, —extraño, verdad, presencia—
él, tú, los dos,
—realidad—me habéis dejado
en el aire
una sonrisa.
Tú. Él.
Acabo de ver tus ojos.

Elena Martín Vivaldi, Materia de esperanza, Ed. Albaicín, 1968

La ventana

La ventana


La ventana engrandece lo que enmarca,
une todo con todo: el estudiante
de la bufanda roja, el perro absurdo
que observa con su hocico, los obreros
de azul saliendo de aquel bar con prisas,

en ella,
ahora,
significan más.

Basta con acotar nuestra mirada,
para que en su interior crezca una red
que pesca entre las cosas peces vivos.

Escribir poesía es de algún modo
estar enfermo de buscar ventanas.

Y estar enfermo de pensar quién puede
borrosamente
desde el otro lado
mirarte a ti
significando qué.

Lorenzo Oliván (1968, Cantabria, España); Para una teoría de las distancias de, Ed. Tusquets, 2018

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