Nunca le tomes
la palabra
a la noche.
Es palabra de agua
y tú conoces las mareas.
Vanessa Pérez-Sauquillo (1978, España), la isla que prefieren los pájaros, Ed. Calambur, 2014
Aprendiendo a leer el pasado y el futuro en las líneas de un poema
Nunca le tomes
la palabra
a la noche.
Es palabra de agua
y tú conoces las mareas.
Vanessa Pérez-Sauquillo (1978, España), la isla que prefieren los pájaros, Ed. Calambur, 2014
Ya es de noche en algún lugar
Ya es de noche en algún lugar,
alguien está sacándose las medias,
metiéndose en la cama,
tomando el último vaso de coca del día,
fumando la última seca del día
antes de lavarse los dientes,
sacándole la correa a su perro
después de llevarlo a pasear
por lo menos una vuelta a la manzana,
apagando el teléfono
o enchufándolo,
mandando un buenas noches
un te quiero mucho
un te extraño
un nos vemos mañana
un me gustaría dormir con vos
un tu lado de la cama está frío.
Ya es de noche en algún lugar,
alguien está cocinando para
la persona que más quiere
en el mundo,
partiendo los fideos
por la mitad
para que entren en la cacerola
mientras la salsa burbujea
en la otra hornalla.
Ya es de noche en algún lugar,
alguien está escribiendo un poema
para que oscurezca más rápido,
más temprano.
Valentina Varas (1991, Argentina); De todas las cosas que nunca entendí siempre vas a ser mi favorita; Ed. Liliputienses, 2018.
Sarajevo
preso
del miedo
de lo que vendrá
(como vino
antes)
¿cómo
podrá
recobrar
el mutilado
la serenidad?
¿cómo
podrá
reconciliarse
con la idea
que tuvo
una vez
sobre
la progresión
de la Noche?
-creyendo
que
la Mañana
diría
la verdad
frente
a todos
los malentendidos
de las sombras
Mª Auxiliadora Álvarez (1956, Venezuela), Piedra en :U:, Ed. Candaya, 2016
La visión
Caminábamos lejos de la noche,
citando versos al azar,
no muy lejos del mar.
Cruzábamos de vez en cuando un coche.
Había un eucalipto, un pino oscuro
y las huellas de un carro
donde el cemento se volvía barro.
Cruzábamos de vez en cuando un muro.
Íbamos a ninguna parte, es cierto,
y estábamos perdidos: no importaba.
La calle nos llevaba
junto a un caballo negro casi muerto.
Era de noche -esto será mentira.
Tal vez, pero en mis versos es verdad-.
Una arcana deidad
casi siempre nocturna que nos mira
vio que nos deteníamos y el día
suspendió sus fanáticos honores,
clausuró sus colores
pues también el caballo nos veía.
No digas que no es cierto: nos miraba.
Con la atónita piedra de sus ojos,
bajo los astros rojos,
nos vio como los dioses que esperaba.
Silvina Ocampo (1903-1994, Argentina), Poesía completa, Ed. Emecé, 2010
Azul oscuro casi negro
El reverso de la luna
Guarda historias mudas
De criaturas cuya voz
Retumba bajo tierra
Un cadavérico silencio
Custodia en la noche
Gritos de sombra y luz
Y el cielo de agua fría
Gélido espejo del pánico
Traga almas del subsuelo:
Anémicos fantasmas
Vástagos del desamor
María Iglesias Pantaleón () Vals de medianoche, Ediciones Vitruvio, 2019
La poesía no ha caído en desgracia
Rumbo a Lesbos se va poniendo el sol
dice Mestre, el poeta. Penoso es que el presente reconozca
en sí mismo futuros motivos de elegía,
que se sepa exaltado de otra temperatura
por breves horas sólo. Pero basta un periplo,
basta un itinerario. Si acude la memoria -su garfio de palabras-
no importará la muerte, la no prolongación.
No importará la muerte. Rumbo a Lesbos
se iba poniendo el sol; en la cubierta,
un abrazo, su libro contra el viento, algo de hybris,
la silueta de Sunion, los flashes desde el mar,
la isla de Patroclo. Que se apaguen, espléndidos,
rumbo a Lesbos los soles.
Al presente voraz basta con arañarle
una noche, esa noche, antídoto de orgullo
contra toda la muerte.
Aurora Luque (1962, Almería, España), Camaradas de Ícaro, Ed. Visor, 2003 (I Premio Fray Luis de León)
© 2024 Poemancia
Tema por Anders Noren — Arriba ↑
Magnífico.