Cómo ganar una guerra perdida:
Uno. Excavar trincheras
con palas, lapiceros, saxofones.
De las grietas, hacer cicatrices.
Dos. No llevar uniformes.
Cada cual adoptará el disfraz
que menos le ofenda.
Tres. No distinguir noche y día.
Permitir la soledad a quien la elija.
Adoptar perros y recién llegados.
Cuatro. Celebrar una fiesta
por cada trinchera. Llegará el enemigo
y no entenderá nuestro lenguaje.
Les será imposible la conquista:
ellos no aman a los perros mestizos
ni arrancan orgasmos a las palabras.
Perderemos la guerra de las mayúsculas
pero la vida está de nuestra parte:
lloramos y celebramos la brizna.

Ana Pérez Cañamares (1968, Santa Cruz de Tenerife, España); de Economía de guerra (2014); extraído de En legítima defensa. Poetas en tiempos de crisis, Bartleby Editores, 2014