Se acostumbra el oído al murmullo
del agua y, con el tiempo, si sigues
a su lado es como si el manantial
callase. Y así entiendes, aún mejor,
el trabajoso verde de los pinos
del arenal, allá lejos. Hojas
que flotan en la pila, octubre se destiñe
en la arboleda. Van cruzando
la tarde los graznidos de los grajos
y en el pinar se oyen voces. No callan.
Fermín Herrero (1963, Soria, España); De la letra menuda; Ediciones Cálamo, 2009
En el silencio de los pueblos se desmoronan
las paredes de adobe. Qué se podría hacer,
todo, todos se fueron, se fueron yendo
a la ciudad y todas sus muertes juntas
siguen aquí. Y también sigue aquí el castaño
y la fuente, la iglesia, los olmos muertos, los cerros
y la loma. Y también un ramal del nublado
que se volvió, cargado de pedrisco, y el gancho
que arrastraba hasta el banco de matar
a las cochinas. No debo interpretar sus silencios.
Fermín Herrero (1963, Soria, España); De la letra menuda; Ediciones Cálamo, 2009
Magnífico.