Encuentro con Poseidón
Enflaquece la tarde y los bañistas
abandonan despacio las hamacas
dejan atrás la orilla lánguida de espuma.
Sola sobre la arena como un fantasma de oro
mi cuerpo hipnotizado por el viejo clamor del oleaje
que susurra todos los secretos del mundo.
Cabalgando las olas sobre caballos blancos,
emerge sobre el agua la belleza.
En su torso desnudo viven rayos de tiempo.
No dice nada, mientras cada recodo de mi piel se aviva.
No digo nada, es inútil fingir o enaltecerse frente a un dios.
Tras el tridente, sus ojos de ascua me impulsan a besarlo.
Se ahogan los destellos mortecinos del día, yo lo beso.
Luego lo veo alejarse
como siempre se aleja todo lo que brilla.
Los dioses son más antiguos que el océano.
Más antiguos que el genio y que la muerte.
Yo no soy más que tierra y me quedo en la tierra.
Así de irremediable: ni la vista concibe ni el lenguaje captura.
Pero hay algo sin sombra ni adjetivos
que arde dentro de mí como un beso del mar.
Raquel Lanseros (1973, Cádiz, España); Matria, Ed. Visor, 2018
Gracias por su poesía. Espero que le gusten estas páginas. La espero de nuevo por aquí cuando le parezca oportuno.